Apuntes de la categoría: Casa de Empeños

La sonrisa estúpida y el gesto amargo

Fecha: 20 de febrero de 2013 Categoría: Casa de Empeños Comentarios: 0

Concentrar la pasión del progreso en la razón suena seductor, pero a veces tal camino lleva a la esterilidad. Como si deseáramos arribar a una tierra prometida, ebria de progreso, y en su lugar llegáramos a una isla desértica. Quienes privilegian la inteligencia en su vida cotidiana apartan de sí esas muchas estupideces que nos hacen felices. Si, parecen estupideces, pero alegran un poco esos días oscuros de la razón que se sabe desamparada en un universo sin medida conocida. En cambio, los seres de mente sencilla saben hacer de esas pequeñas cosas un acontecimiento notable. No estaría mal, en suerte de utopía, combinar un poco de ambos extremos: ni una razón extrema que nos lleve a la desdicha, ni una abundancia de estupidez que nos lleve al embrutecimiento (que tampoco puede ser sinónimo de alegría, por más que se le parezca). Aldous Huxley dijo de Newton que su intelecto supremo le obligó a pagar un precio: “era incapaz de amistad, amor, paternidad y muchas otras cosas deseables”. Añadió una línea terrible: “Como hombre fue un fracaso; como monstruo fue soberbio”. Yo prefiero un mundo más estúpido y ridículo, donde los seres tengan al menos la posibilidad de la sonrisa, que otro donde la razón nos lleve a la amargura y el recelo. Cada quien, por fortuna, puede elegir con cierto margen de relativa confianza su porción de mundo. Pero no hay que tardar mucho en elegir: la sonrisa estúpida y el gesto amargo salen a cada paso y exigen pronta definición.

La peligrosa cortesía

Fecha: 18 de septiembre de 2012 Categoría: Casa de Empeños Comentarios: 0

Vi una película del ciclo de Stieg Larsson, la más reciente, la norteamericana. El empresario y asesino serial, Martin Vanger (interpretado por Stellan Skarsgard), convida al periodista Mikael Blomkvist (interpretado por Daniel Craig) a pasar a su mansión a beber una copa. Es una trampa por supuesto. El periodista duda, tiene una fundada sospecha de la locura del empresario, pero termina aceptando. Cae miserablemente en la trampa. Cuando lo tiene cautivo, el asesino se burla de la incapacidad de los seres humanos para hacer caso a su instinto. Deduce que el periodista intuía el peligro, pero que al final cedió a una emoción peligrosa: el temor a ser descortés. El diálogo se quedó rondando en mi cabeza. Me di cuenta que esa emoción es la clave de muchos de los males que aquejan a los seres humanos. Por temor a la descortesía somos capaces, incluso, de poner en riesgo nuestra vida. Supe de alguien que aceptó un manjar que le detonaba una incómoda reacción alérgica tan solo por no caer en el mismo pecado social. Es el mismo argumento que explora el famoso Drácula de Bram Stoker: el anciano vampiro pide que el recién llegado entre por su propia voluntad a sus dominios, pues no tiene el poder de hacerlo entrar por la fuerza. Muchos casos similares se esconden tras las noticias de violaciones y homicidios de mujeres: por lo general el agresor es un conocido, alguien de apariencia bondadosa que hace una invitación casual a una mujer en un apuro circunstancial y concreto (un «aventón», por ejemplo). El mal juega con nuestra bondad y se burla de las emociones sencillas de la cortesía y el respeto. Sería preferible desarrollar el instinto y saber decir «no», simplemente «no», cuando una voz interior lo indica. Es preferible ser un poco descortés y no dejarse llevar por las trampas que el mal pone a nuestro paso. Claro, para eso se necesita, primero, saber escucharnos un poco a nosotros mismos en medio del barullo, del sonsonete y del alarido de los demás.

Algunas reflexiones sobre el fomento a la lectura

Fecha: 7 de julio de 2011 Categoría: Casa de Empeños Comentarios: 2

Como parte de mis tareas en la Secretaría de Cultura, escribí algunas reflexiones dedicadas a los promotores de la lectura. Mi propósito fue compartir algunas experiencias recientes. Las dejo aquí para que puedan ser usadas con toda libertad por los interesados.

1. Las tareas de promoción lectora y la difusión de la cultura impresa deben ser permanentes, pero se obtienen buenos resultados organizando un periodo especial al año donde se concentren esfuerzos y se libere la creatividad.

En Colima organizamos, desde hace algunos años, un mes completo dedicado a la lectura, el Mes Colimense de la Lectura y el Libro, que nos ha brindado muchas satisfacciones.

2. Promover la lectura va de la mano con la promoción del libro. Eso implica tener muchos libros a la mano para obsequiar a los interesados.

Un buen método es alentar ediciones especiales, sencillas pero agradables, con antologías de temas de interés popular como las leyendas tradicionales, los relatos de misterio o los cuentos policiacos. No deben faltar los libros dedicados a niños y adolescentes.

3. Regala muchos libros, todos los que puedas, pero no por montones o por cajas. Los libros deben entregarse mano a mano a quienes se interesen por ellos y de ser posible cada entrega debe acompañarse de una breve descripción del libro o de la lectura en voz alta de alguna línea o fragmento para despertar mayor interés en él.

Si alguna agrupación de cualquier tipo te solicita libros para obsequiar a sus integrantes insiste en la necesidad de organizar una actividad de fomento a la lectura antes de repartirlos. Es necesario que los libros no se conviertan en simples obsequios para convencionistas o sustitutos de recuerdos turísticos.

4. Recuerda que la danza, el teatro, la música y en general todas las materias vinculadas al trabajo cultural son susceptibles de aprovecharse para el fomento a la lectura.

Es fascinante descubrir nuevas formas de fomento a la lectura desde distintas manifestaciones artísticas. Durante nuestro Mes Colimense de la Lectura y el Libro se han presentado sesiones de “bailes y letras”, “cuentos musicalizados”, “lecturas al oído” y muchas expresiones más.

5. Un buen promotor de la lectura debe estar atento a todo lo que pueda ser de utilidad para alcanzar sus objetivos. Escuchar todas las opiniones y sugerencias que puedan llegar a ti es importante. Las aportaciones sencillas que se escuchan al pasar esconden, en muchas ocasiones, magníficas posibilidades de aplicación.

Incorpora a los esfuerzos de fomento lector y al diseño de nuevas estrategias a tus amigos y familiares. Si eres un funcionario procura convocar al esfuerzo a todas las personas que dependan de ti o con los que tengas alguna relación laboral. Te sorprenderá lo que pueden llegar a sugerirte.

6. Es vital contagiar emoción por la lectura, pero debe evitarse la tentación de obligar a la lectura, incluso de “convencer” en torno a ella. No debemos olvidar que la lectura no puede ser obligatoria ni debe contaminarse con lo impositivo. Por ese mal camino se han arruinado muchos esfuerzos de promoción lectora.

Los que trabajamos en la promoción a la lectura estamos convencidos de que la lectura es algo placentero, que leer es un placer y al serlo invita por sí mismo a la repetición.

7. Un buen promotor de la lectura no debe distraerse por discusiones sin sentido o críticas llenas de mala intención, que nunca faltan, ni caer en el desánimo por ellas. Si el trabajo cultural es exitoso se defenderá por sí mismo. Las discusiones fastidian a la sociedad y la mejor respuesta a un ataque infundado es el trabajo.

No debe olvidarse que existen personas que critican cualquier iniciativa. Si regalas libros podrán decir: “bueno, eso está muy bien, pero no sirve de nada regalar libros si no se hace algo más, como un taller de iniciación a la lectura, por ejemplo”. Si organizas talleres de iniciación a la lectura te dirán algo como: “bueno, es un gran esfuerzo, pero de nada sirve promover la lectura si los libros son caros y las personas no pueden adquirirlos”. En fin, toda actividad es susceptible de crítica desde muchos puntos de vista, pero lo peor que podemos hacer, en especial en materia cultural, es no hacer nada.

8. Los libros, de ser posible, deben llegar a la puerta de las casas. Los libros son mágicos y cuando se distribuyen pueden generar muchas historias. Después de todo, los grandes lectores iniciaron cuando alguien les puso un libro al alcance de la mano.

En el Mes Colimense de la Lectura y el Libro intentamos superarnos cada año en el esfuerzo de distribución gratuita de libros. En este año, 2011, durante el mes de abril, entregamos un libro a la puerta de 101,740 hogares. Creemos que alcanzamos una marca importante pero queremos más. Ojalá en algún momento podamos obsequiar un libro en todos los hogares de la entidad.

9. No debe competirse con el internet, ni con el cine ni con la televisión, Es mucho mejor convertirlos en aliados con todas las estrategias posibles.

Hace algunos años se criticaba mucho a la televisión. Se decía que era una “caja boba” que idiotizaba a los niños. Quizás esto podría tener algo de razón, pero al pasar el tiempo nos damos cuenta que los niños que crecieron con la televisión a su lado desarrollaron posibilidades creativas inadvertidas en su momento. Toda era tecnológica tiene lo suyo y la labor de un promotor cultural es extraer de ella lo mejor posible para cumplir su misión. Las bibliotecas de nuestro tiempo poseen recursos audiovisuales e internet. El progreso no debe rivalizar con la lectura.

10. Las actividades de fomento a la lectura deben ser divertidas y alegres. La lectura jamás debe ser considerada algo aburrido.

Es importante, por ello, alentar actividades que despierten interés y que logren contagiar la alegría que sentimos los promotores por la lectura. En la Secretaría de Cultura de Colima hemos intentado de todo: pintar bardas, pegar calcomanías, llevar lecturas a domicilio, escenificar textos destinados a difusión, en fin.

11. Una vez involucrado en las tareas de fomento a la lectura no debe quedar ningún lugar por atender. Incluso los que parezcan insólitos.

Aquí el límite es la imaginación y las posibilidades logísticas. Por ejemplo, en las playas pueden difundirse libros con alguna temática marina. Les aseguro que resulta sorprendente la buena aceptación que se logra. Después de todo, en la guerra por el amor a la lectura todo se vale.

Ciudad que se mueve…

Fecha: 6 de marzo de 2011 Categoría: Casa de Empeños Comentarios: 2

Ayer recordé una vieja lectura de Doctorow sobre aquella ciudad erigida sobre la roca: «En Nueva York todo estaba en diferentes niveles, la ciudad entera era roca y con la roca podía hacerse todo: construir rascacielos sobre ella, agujerearla para hacer túneles del metro, clavarle vigas de acero y hacer circular los ferrocarriles en el aire por entre los pisos de la gente». Pensé en Colima. Mi ciudad no se erigió sobre la roca, sino sobre un material gelatinoso que se vuelve líquido con el tiempo. Todo se va. Nada se queda. Colima se mueve, se rebela, se sacude al despertar de una pesadilla o al sentir la punzada ardiente del deseo. Colima está de paso. Le gusta caer de rodillas, rezando al santísimo entre los escombros, para luego levantarse, erigirse de nuevo, reconstruirse y seguir como si nada. Algunos osados quisieron izar muros sobre ella pero pronto renunciaron a los pisos de más y ya nadie se atreve a rascar los cielos… Demasiado atrevimiento es poner techos cuando todo puede revolverse. Sería mejor olvidarlos y vivir a la intemperie, como los huertos. Quizás por eso, los viejos muros colimenses están hechos de adobe, es decir, de tierra, apenas porciones de suelo que se levantan un momento para luego retornar al polvo que siempre fueron. Pero Colima no quiere eternidad. Tan solo quiere ser mientras el mundo dura. Una sonrisa en la tarde, sobre las tejas.

El perchero democrático…

Fecha: 8 de septiembre de 2010 Categoría: Casa de Empeños Comentarios: 4

Advertencias

Gracias por esta amable invitación para el buen desarrollo del tema “La democracia: una utopía”,  pero debo advertir que no comparto el sentido que se advierte del título de la exposición. Parece dar por cierta una sentencia en torno a la democracia, es decir, que debe aceptarse de una vez como una utopía, un “deber ser” inalcanzable, algo inasible que parece dibujarse en un futuro nebuloso, un espejismo que parece alejarse cuando más intentamos acercarnos a él.

Tal sentencia, de ser cierta, debe ser consecuencia del estudio y la reflexión, pero sobre todo de la observación. En el título de la exposición ni siquiera aparecen por allí los signos de interrogación, que me habrían permitido discutir un poco en torno al supuesto.

Prefiero llamar a esta modesta aportación, si ustedes me lo permiten: “Democracia, más allá del juego de percepciones”, o si ustedes gustan, “El perchero democrático” por razones que −espero− queden evidentes al final. Así me sentiré un poco más cómodo. Eso no implica, por supuesto, que me niegue a explorar por aquí algo del concepto utópico que acompaña a toda reflexión política.

Debo añadir que trataré de estar a la altura del reto y espero no decepcionar ni aburrir a los que compartirán este momento con nosotros. Sin embargo, por honestidad intelectual me siento obligado a unas advertencias iniciales:

Primera advertencia.   No soy un académico, aún cuando me habría gustado serlo en algún momento de mi vida.

Segunda advertencia. Tampoco soy un especialista en ciencia política, a pesar de que también me habría gustado serlo. Como es lógico, tampoco soy un experto en democracia, aún cuando, en este caso, jamás ambicioné serlo.

Como resultado de estas advertencias no me siento obligado a responder a interrogantes u opiniones que vayan un poco más allá del conocimiento general que, en torno al tema, puede poseer cualquier lector medio y provisto de lecturas desarticuladas.

En mi caso, por añadidura, esas lecturas no sólo pueden llamarse desarticuladas, sino también atropelladas. Por ello, espero su comprensión y paciencia.

Pero falta una, la tercera advertencia, que se refiere a mi visión sobre los procesos políticos, la cual posee tres componentes:

  1. Por más que intento analizarlos con imparcialidad y tomar una distancia crítica frente a ellos casi nunca lo consigo.
  2. Estos procesos me apasionan tanto que, por lo general, tomo partido en ellos. Y, por último…
  3. Participo en dichos procesos siempre que puedo, incluso me meto de cabeza y muchas veces meto hasta los pies.

En suma, confieso que poseo una personalidad muy inclinada a la acción, así que en muy contadas ocasiones puedo anotar alguna perspectiva calculadora y analítica. Una disculpa por este pequeño defecto.

Ustedes dirán: “bueno, de acuerdo, disculpas aceptadas, pero entonces ¿qué puede decirnos este señor en torno a la democracia?”…

Mi respuesta sería la siguiente: siendo un devoto practicante de la actividad pública, un participante asiduo de procesos políticos con victorias y derrotas en su mochila, que gusta de la reflexión y que posee una apasionada relación con muchos de los autores clásicos de la ciencia política (como Maquiavelo, me visto de gala para visitarlos en mis noches de lectura), encuentro que poseo algunas opiniones de interés (así lo creo, por lo menos) en torno a los procesos políticos en general y en especial a los que llamamos democráticos.

Así que esta plática puede aportar algunas cosillas dignas de provecho para los que gusten escucharla.

Sólo por eso, acepté la amable invitación a esta plática con ustedes.

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