Me dijeron de niño: «termina lo que inicias». Con los años me di cuenta que es una sentencia de doble filo: se fomenta la constancia, quizás, pero también se induce a perder el tiempo en empeños sin valía.
Es mejor rectificar y dejar de hacer aquello que no funciona.
Así como hay libros que no vale la pena leer completos, hay cosas que es preferible dejar a medias.

