Cuando vi por primera vez #LosSoprano, una de las grandes series de todos los tiempos y con un registro de actuaciones extraordinarias, no identifiqué al joven director de cine que aparece en el episodio 7 de la temporada 2. Es el gran #JonFavreau, director y actor de las fabulosas sagas del universo cinematográfico de #Marvel. Estaba muy joven por esa época, claro. Actualmente dirige #TheMandalorian, una emocionante historia que recrea el nostálgico ambiente de #StarWars. A ese hallazgo fortuito (estoy volviendo a ver, en mis escasos ratos libres, todas las temporadas de #LosSoprano) siguieron algunas indagaciones donde descubrí que el citado director (queda claro que es uno de mis favoritos) apareció también en #Friends y #Seinfeld, así que buscaré esos episodios. #Friends tiene lo suyo, pero #Seinfeld es alucinante y magnífica. Por cierto, #Seinfeld está por aparecer en la plataforma de Netflix. En cuanto esté disponible veré de nuevo todos los capítulos. Claro que sí.
― ¿Qué te gusta de mí? ―Le dije un día.
Me respondió de todo y de nada.
―Me gusta tu voz, cómo me tratas, tus caricias, tus palabras en mi oído, tu ritmo al caminar conmigo, los poemas que me lees, tus silencios al mirarme y los libros que me explicas…
Me di cuenta de que no gustaba de mí nada de lo que el espejo devuelve.
Si a esas vamos yo podría ser un hombrecillo verde del espacio, un pigmeo, un esquimal o un nativo de Borneo.
Seguiría conmigo (así lo entiendo) si conservo la voz, si insisto en el buen trato, si se mantienen mis palabras en su oído, si no pierdo el ritmo al caminar con ella, si tengo más poemas por leerle, si sostengo los silencios al mirarla y si conservo aquellos libros que le expliqué algún día.
En fin, me vea como me vea seguiría gustando de mí de alguna forma.
De saberlo habría renunciado a mi cuidadosa labranza de un físico envidiable (en horas de gimnástica pujanza), a un rostro curtido en cremosos afeites (y una que otra intervención plástica), así como a mi sedosa piel apaciguada por aceites aromáticos (sin olvidar alguno que otro brioso amasamiento)
De saberlo antes, debo confesarlo, capaz que ni me baño.
He dicho.