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El reacio al cambio

Fecha: 11 de noviembre de 2021 Categoría: Recetario del fracaso Comentarios: 0

Cuando conocí a este ingeniero hacía maravillas con pocas cosas. Era un apasionado de la difusión de la ciencia y recorría escuelas primarias realizando experimentos para niñas y niños. Cargaba para todos lados una caja con materiales que en otras manos habrían sido inútiles: esferas de un material espumoso, lápices de variados colores, ligas, botones y cosas así. Con ese material rústico explicaba principios generales de física y hacía brillar la chispa de la creatividad en las aulas por las que pasaba. Un día logré el sueño de impulsar la construcción de un museo de ciencia y tecnología, donde se disponía de material de robótica y distintos juegos tecnológicos, así como un planetario y un observatorio. Pensé en este gran divulgador para coordinar actividades allí y, en algún momento, para dirigir a la naciente institución. Para mi sorpresa el ingeniero no estuvo interesado. A los pocos días fue a pedirme que lo regresara al viejo programa de recorridos escolares. Alegaba que allí no tenía con qué trabajar. Le expliqué que era una gran oportunidad para hacer lo mismo que hizo durante muchos años, pero con el respaldo de una institución especializada. No lo logré. Cuando fue posible regresó al trabajo que le gustaba: enseñando ciencia con pocos materiales a la mano. Quizás era feliz así.

Mollera hundida

Fecha: 11 de noviembre de 2021 Categoría: Eso que me digo Comentarios: 0
Ayer se me hundió la mollera por un susto del que no quiero contarles. Fue un hundimiento aparatoso: bien cabría una pelota de golf en la parte más alta de mi cabeza. Fui al médico. Me examinó con cuidado y me prescribió una dieta estricta de abundantes minerales y calcio para conseguir la «re-osificación», según me dijo. También me recomendó usar sobrero o alguna cachucha. Le dije que no acostumbrada eso, pues la verdad tengo la cabeza muy grande y es difícil encontrar algo que se ajuste con cierta comodidad.
―Pues si ―me dijo―, pero si no se cubre el hueco puede quedar agua residual cuando se bañe y con el agua estancada se anidarían mosquitos. Tuve un paciente así. Su cabeza olía muy mal porque los “maromeros” lo agarraron de alberca ambulante.
Eso me preocupó mucho. Los moquitos son muy molestos y debe ser incómodo tenerlos revoloteando en la cabeza. Me horrorizó, también, tener agua putrefacta tan cerca de mi nariz pues son muy sensible con los malos olores y no se puede olvidar el tema del dengue: en un descuido me convertiría en un propagador de enfermedades en mi casa y por todo el barrio. Le pregunté si no habría otra opción. El doctor lo pensó unos momentos y luego me sugirió aprovechar el hueco para plantarme un poco de pelo.
―Esto puede ser una oportunidad amigo mío. Podría plantar allí un buen matorral que después se propagaría al resto de la cabeza.
Le dije que no sabía que el pelo se propagara así. Me respondió que la ciencia está logrando avances muy importantes al respecto. Que unos genetistas de Zúrich habían diseñado un “cabello-espora”, muy similar al helecho, que con buenos cuidados se reproducía solo y poco a poco comenzaba a llenar todo el espacio de la cabeza. Añadió que el hueco de la mollera, por su humedad, sería un buen territorio para comenzar la propagación.
La recomendación me pareció viable y me recomendó con un doctor especialista en la Ciudad de México que tenía la patente del cabello-espora. Le pregunté si el tratamiento sería caro, pues acabo de concluir con mi responsabilidad institucional y no tengo trabajo. Me dijo que sí, que cada pelito-espora estaba valuado en dólares o euros, además que de cualquier forma no podría evitar el sombrero o la cachucha, pues el procedimiento exige sombra y humedad para garantizar resultados.
Todo eso me desanimó. Le dije que no podía permitirme un gasto tan elevado en estos momentos y le pregunté que si no tendría otra opción. Guardó silencio unos momentos y después me dijo:
―Bueno, hay un procedimiento radical. Tiene usted que estar parado de manos por una o dos horas al día, lo que aguante, para que la mollera baje rápido y se acelere la “re-osificación”.
Nunca me he parado de manos y dudo que pueda hacer algo así a mi edad. Pensé inmediatamente en las opciones: contratar un par de fisicoculturistas o levantadores halterófilos que me soporten sujeto de las piernas durante el tiempo prescrito o diseñar algún sostén metálico donde un par de abrazaderas me sostengan desde los pies. No me apetecía andar buscando fisicoculturistas o halterófilos en los gimnasios, pues podrían confundirme con un acosador, así que fui con una amiga, Yesenia, que tiene un taller de herrería y le platiqué mis tribulaciones.
Total, para no hacer el cuento largo mi amiga ya está diseñando la estructura para sostenerme de cabeza y estoy emocionado esperándola en casa. Creo que me veré como aquel Batman interpretado por Michael Keaton, colgado de pies como un murciélago. Les enviaré fotos, claro.
Me dice un ex compañero de oficina, muy dado a las filosofías orientales, que eso puede ser muy bueno no sólo para recuperar la mollera caída, sino también para despertar mis chakras.
Ya les diré si alcanzo la iluminación.

Oración de los últimos meses

Fecha: 9 de noviembre de 2021 Categoría: Casa de Empeños Comentarios: 0
Gracias Dios por todas las experiencias que recibí en estos meses, cuando había mucho en riesgo y la oscuridad casi no dejaba mirar.
Gracias por permitirme conocer el bosque y no sólo el árbol que tenía frente a la nariz.
Gracias por brindarme sensatez en momentos de prueba, cuando pude ceder y dejarme llevar.
Gracias por darme la claridad para decir que no, aún frente a tantas presiones, y también para decir que sí, pero sólo en lo aquello que era justo y necesario.
Gracias por permitirme hacer algo por Colima, aún en medio de tantas tribulaciones.
Gracias por abrirme un pequeño camino en medio de la soledad y el inevitable silencio.
Gracias por darme la fuerza para resistir a la tentación, tanto como a la presión.
Gracias por no dejarme caer en el engaño.
Gracias, también, por no dejarme ir al otro extremo, donde me habría convertido en un malagradecido.
Gracias por dejarme fuera de proyectos y posibles empleos que a la larga me habrían dado infelicidad en lugar de perspectiva.
Gracias por mantener a mis hijas, a mi madre y a mi hermana, así como a toda mi pequeña gran familia en un lugar dotado de sosiego.
Gracias por no dejar que me encandilara con el momento.
Gracias por dejarme seguir sano.
Gracias por brindarme la oportunidad para el reconocimiento y no para la infamia.
Gracias por señalarme otros caminos que llevarán, así lo creo, al lugar elegido.
Gracias por la enseñanza para leer por mi mismo tu palabra y por la oportunidad para pensar en ella.
Gracias por dejarme mirar mi yo de joven y sentir que no lo lleno de vergüenza.
Gracias dejarme conservar a las amigas y amigos que quisieron seguir conmigo.
Gracias por dejarme ser congruente, aún con todos mis errores.
Gracias por permitir que siga trayendo pan a la mesa de mi casa, aún con tantos retos financieros.
Gracias, como ya te lo he dicho, porque sigo sin ser parte de los ingratos, de los oscuros, de los amargados, de los absurdos, ni de los vencidos.
Gracias por todo, de nuevo, mi Dios.

 

Juego del tiempo

Fecha: 23 de agosto de 2021 Categoría: Agudezas Comentarios: 0

Al estudiar a las personalidades históricas se tiende a olvidar que su actuación está concentrada en su presente. No conocían lo que sucedería. Nosotros tenemos claro lo que sucederá con ellos. Su futuro es nuestro pasado.

¿Será nuestra idea de destino un efecto de nuestra lectura de lo acontecido por los personajes históricos?

Rectilíneo

Fecha: 23 de agosto de 2021 Categoría: Agudezas Comentarios: 0

Cuando se me ofrece un relato rectilíneo surge en mí la desconfianza. La vida es sinuosa. La relatamos de forma recta tan sólo para facilitar la comprensión de los demás.