El poder es un intento por domesticar a la realidad y volverla dúctil a los deseos.
El poder es un intento por domesticar a la realidad y volverla dúctil a los deseos.
El poder real puede darse el lujo de acotarse, al menos en la forma.
Se adjudica al hombre de poder hipocresía, pero eso es resultado de la visión simple del que analiza las cosas lejos del poder. En realidad hay poca hipocresía. Muchas actitudes circunstanciales son ciertas y reflejan la íntima personalidad. El problema es que cambian las circunstancias y el ser de poder debe ser dúctil frente a ellas. Es parte de su íntima personalidad la adecuación.
Cuidado con mirar hacia el pasado con los criterios del presente. Es una advertencia muy conocida, pero tan fácil de olvidar.
No participar en algo no implica, por necesidad, no aceptarlo. A veces la abstención es una forma de aprobación.